Estos días y ante la alarmante situación provocada por los incendios forestales, muchos medios de comunicación se han hecho eco de los estudios que, desde el departamento de Árboles Monumentales de la Diputación de Valencia, se han llevado a cabo sobre la utilización de cipreses como barreras naturales contra el fuego.
Tras el incendio forestal de Andilla, que se declaró el pasado 29 de junio, técnicos IMELSA visitaron las parcelas experimentales de cipreses y constataron que habían sobrevivido el 90 por ciento de los ejemplares.
La barrera, formada por 946 cipreses de distintas especies y variedades con una altura de hasta 9 metros, quedó completamente rodeada por el fuego.
Sin embargo, la vegetación colindante formada por un bosque de mixto de pinos carrascos, encinas, quejigos, coscojas, enebros, sabinas y aliagas quedó completamente calcinada.
El ciprés mediterráneo o ciprés común, presenta una serie de características interesantes en la lucha contra incendios forestales:
- menor inflamabilidad y combustibilidad que otras especies
- baja emisión de partículas incendiarias
- disminución de la biomasa presente en la superficie
- acción como cortavientos
Todo esto dificulta el avance del fuego de copa, de suelo y los incendios explosivos.
El ciprés común es una especie mediterránea característica de nuestro paisaje que está presente en las zonas urbanizadas y segundas residencias en forma de setos y vallas, o en la agricultura para la protección de los cultivos.
Una planificación del territorio, que integre la plantación de esta especie en forma de escudos y fajas estratégicas, puede contribuir a facilitar el control de los incendios forestales.
Y es que ante los incendios, no podemos bajar la guardia, toda prevención es poca.
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