Fuente: EFE
El
ecuatoriano César Torres ha creado un dispositivo que, colocado en las
cámaras de combustión de motores de automóviles, camiones, barcos,
generadores o plantas eléctricas, permite ahorrar combustible y reducir
la contaminación.
El
dispositivo de Torres, ingeniero informático de profesión, lleva el
nombre de "Hidroxiecuador" y lo que hace es descomponer atómicamente el
agua que se introduce en el motor en el que está instalado, para generar
hidrógeno y oxígeno.
Con ello,
explicó Torres a Efe, "conseguimos reducir el uso de los combustibles
hasta un 40 % y, desde luego, también estamos evitando la
contaminación".
Comentó que,
normalmente, cuando se pone gasolina en un automóvil, el motor consume
apenas el 30 % de lo introducido y "el resto sale en forma de gases
contaminantes".
Con el sistema
que inventó, logra que la combustión se realice entre un 95 y un 98 % "y
por ende ya no encontramos CO (óxido de carbono) ni CO2 (dióxido de
carbono) en el tubo de escape sino simplemente vapor de agua", dijo
Torres que comenzó los estudios para desarrollar el dispositivo hace
unos 18 años en fases de prácticas universitarias con sus estudiantes.
Torres
dijo que el "Hidroxiecuador" puede producir hasta "50 litros de
hidrógeno por minuto" y ahora, incluso, tienen a prueba una motocicleta
"funcionando sólo con hidrógeno y nada de gasolina".
Aficionado
a la lectura, encontró en su juventud una obra de Julio Verne en la que
mencionaba que el agua podía ser combustible y comenzó a investigar
sobre esa posibilidad, luego diseñó el dispositivo y ahora los produce
artesanalmente.
Torres, que ha
invertido entre 4.000 y 5.000 dólares, calcula que ha comercializado
unos 800 dispositivos, la mitad en Ecuador y el resto en Costa Rica,
Estados Unidos, Colombia, Perú y Chile.
Entre sus planes está llegar pronto a Holanda, donde espera poner una planta.
También
le han solicitado información desde Francia, Portugal y España con la
posibilidad de solicitarle la representación de su producto, que tiene
el aval del Ayuntamiento de Quito y del Ministerio ecuatoriano de
Coordinación de la Producción.
El coste del dispositivo depende de la capacidad de fuerza del vehículo en que se instale.
Para
vehículos desde mil centímetros cúbicos hasta los grandes camiones de
16.000 centímetros cúbicos, el precio va entre los 200 y los 800
dólares, un costo que espera reducir en un 25 ó 30 % próximamente en una
fase de producción semi industrial.
Actualmente
cinco personas trabajan en su taller para producir el dispositivo que
tiene forma cúbica y también rectangular, dependiendo del tipo del
vehículo y motor, algo que también influye en el peso, que va desde los
dos a los 16 kilos.
Torres está
aún en trámites para patentar las innovaciones de su producto, como, por
ejemplo, el hecho de lograr "la separación independiente de los gases,
tanto de hidrógeno como de oxígeno. Eso es algo que no lo tiene nadie en
el mundo", subrayó.
El inventor
dijo que al dar mayor potencia al combustible, "que es lo que hace el
dispositivo", se evita que el conductor tenga que pisar a fondo el
acelerador para llegar a una determinada velocidad. Con "Hidroxiecuador"
se llega a la misma velocidad acelerando sólo hasta la mitad, dice.
Además,
al producir una quema casi total del combustible dentro del vehículo,
en lugar de gases contaminantes, sale a la atmósfera solo vapor de agua,
lo que también ayuda al motor.
Cuando
el hidrógeno explota dentro de la máquina, se convierte nuevamente en
agua, en forma molecular, y absorbe el calor de la explosión y se
transforma en un vapor "súper caliente" que "refresca la estructura
física del motor", dice.
Asimismo,
ese vapor remueve poco a poco el carbón acumulado en la máquina: bujía,
cabezote y pistones "y en un plazo de tres o cuatro meses tiene un
motor completamente limpio, como si fuese nuevo de fábrica", dijo.
Según
Torres, al no haber carbón dentro del motor, el aceite dura "de tres a
cuatro veces más y, desde luego, también el filtro del aceite".
En
el proceso de mantenimiento, indicó, debe hacer cambios del electrolito
al primer mes, luego a los seis meses y finalmente al año. El
propietario del vehículo debe poner el equivalente a un vaso de agua
cada doscientos kilómetros rodados