martes, 8 de octubre de 2013

13 bodegas españolas certifican su Huella de Carbono

Fuente: Vinetur
13 bodegas de seis comunidades autónomas distintas: Bodegas Ruberte, Bodega Can Majoral, Bodegas Ribas, Bodega Monastrell, Bodega Lavia, Bodega Vinyes Domènech, Bodega Clos Mogador, Bodegas Orvalaiz, Bodegas Macaya, Bodegas Gil Berzal, Bodega Txakoli Ameztoi, Bodegas Itsasmendi y Bodega Señorío de Astobiza, han certificado la Huella de Carbono de sus vinos en el marco de una iniciativa pionera en España, el proyecto “Más Vino Menos CO2”.
Diez vinos crianza y tres tipos de txakoli han sido los productos certificados de las citadas bodegas -pertenecientes a las comunidades de Aragón, Baleares, Murcia, Cataluña, Navarra y País Vasco- en la primera iniciativa conjunta de sostenibilidad de estas características. Además, gracias a la comunicación de la huella de carbono de su producto, una de estas bodegas (Bodegas Lavia) ha sido recientemente galardonada en la VI Edición de los Premios al Desarrollo Sostenible de la Región de Murcia.
La Huella de Carbono de estos caldos consiste en la descripción y cálculo de todas las emisiones de CO2 que se generan en la elaboración y consumo del vino. Se estudia el producto desde el proceso de cultivo, hasta que llega a la puerta de la empresa distribuidora, ya sea nacional o internacional. Después de su consumo, se analiza también el tratamiento que reciben los residuos procedentes del embalaje, y los generados durante las fases de campo y elaboración en bodega. Mediante este proceso, las bodegas consiguen identificar oportunidades de ahorro de costes, implantar políticas de reducción de emisiones más efectivas e iniciativas de ahorro mejor dirigidas, además de demostrar su compromiso de responsabilidad empresarial y medioambiental.
Para obtener la Huella de Carbono de las bodegas participantes se han analizado las fases del ciclo de vida de los vinos seleccionados teniendo en cuenta el enfoque “cradle to grave” (de la cuna a la tumba). Esto engloba cuatro fases principales: la fase agrícola o de campo (el consumo en desplazamientos y trabajo de los tractores, labores de campo, consumos de productos agroquímicos, energía consumida en el riego, etc.); la fase de bodega o elaboración (consumo de energía, productos enológicos, materiales de embalaje); la fase de distribución (transporte de las botellas) y la fase de consumo y fin de vida del producto (gestión de residuos).
La verificación de la Huella de Carbono de cada botella se ha realizado siguiendo la metodología GHG Protocol (Protocolo de Gases de Efecto Invernadero), hoy día la herramienta internacional más exhaustiva para gestionar las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI). En los vinos de estas 13 bodegas, las etapas que generan mayor impacto ambiental han resultado ser la distribución (54%), seguida de la fase de embotellado (23%), el cultivo (15%), y la elaboración en último lugar con un 8%, como fase de menor impacto dentro del ciclo de vida completo del producto.
Con estos datos, las bodegas podrán ahora poner en marcha medidas correctivas y de mejora para disminuir el impacto ambiental en la producción de sus respectivos caldos.

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